c/Ricardo Cangas

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No es habitual encontrar empresas riosellanas dentro del sector secundario formadas íntegramente por mujeres. De hecho, habría que remontarse a 1926 para encontrar la primera de ellas, un sindicato femenino cuyas integrantes confeccionaban alpargatas en sus domicilios y que llegaron a fabricar mil docenas al año. La última empresa de estas características, se fundó como cooperativa de confección en el año 1981. Era la época en la que el paro estaba disparado y la brecha de género era más que evidente para las mujeres. 

Si hablamos de confección antes de asentarse esta cooperativa, las precursoras las encontraremos en las modistas que daban clases a las vecinas durante décadas, hasta bien entrados los años 70. Cuando no existían las marcas comerciales que tenemos hoy en día y en el que las mujeres se hacían su propia ropa y la de sus familias. 

Con la emigración hacia América en los años 50, muchas de las riosellanas aprovecharon los conocimientos adquiridos en su lugar de origen para establecerse como modistas y labrarse un futuro en aquellos países.

Volviendo a nuestra cooperativa, comenzaron 13 mujeres, que tomaron el nombre de la mitología astur, precisamente porque las Xanas son deidades femeninas. Comenzaron aportando un pequeño capital cada una de ellas para confeccionar ropa de trabajo y más tarde ropa de moda. Varias ya sabían coser a máquina y otras fueron aprendiendo para coger destreza a la hora de elaborar las prendas en un tiempo determinado, para así trabajar en cadena, hasta finalizar la prenda para que la producción fuera rentable.

Las decisiones dentro de la empresa se tomaban por mayoría y destacaba la unión y el compañerismo. 

Después de varias décadas de mucho trabajo y tesón, pasando por malos momentos y buenos, finalmente esta cooperativa terminó cerrando sus puertas. 

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