Chalet de los Marqueses de Argüelles

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"La señora murió jarta de tó". La "señora" era María Josefa Argüelles Díaz, marquesa de Argüelles; "tó" eran los banquetes, fiestas y placeres mundanos de los que no se privó en vida; la expresión literal fue de una de sus sirvientas, con la hache aspirada natural del Oriente de Asturias.

La marquesa, era de corta estatura, menuda y con gran temperamento, evidenciado en el mundo de los negocios, ya que era una mujer activa y emprendedora, dotada de astucia e intuición singulares. Por otra parte era sociable, alegre y simpática lo que hacía que tuviera una intensa vida social, codeándose con la aristocracia, burguesía, la clase política y por supuesto, la Familia Real. Se decía de ella, que era una mujer liberada, nada remilgada y con una dinámica vida afectiva.

María, como se le llamaba familiarmente, era hija única de Ramón Argüelles Alonso, Indiano que hizo gran fortuna en Cuba. Se casó en 1883 con Federico Bernaldo de Quirós y Mier, de rancio abolengo, pero no de desahogada posición. Eran frecuentes estos matrimonios, que se llamaban en la época "unión de blasones y talegos" aludiendo a la fortuna indiana de ella y los títulos nobiliarios de él.

Es indudable el protagonismo de María en los negocios turísticos emprendidos en la costa oriental asturiana, pese a que la historia diera protagonismo a su marido, ya que ella pondría la fortuna, las ideas e iniciativas económicas y las relaciones sociales. Sin embargo, la condición de varón permitía el acceso a los consejos de administración de las empresas, al ejercicio político y a la concesión de propiedades públicas, vetado a las mujeres.

La marquesa es la responsable del proyecto turístico riosellano en primera línea de la playa de Santa Marina, donde hoy se levantan magníficos chalés, por ello se nombró hija adoptiva y predilecta del concejo de Ribadesella en el año 1912 en su papel de promotora del turismo estable y de élite en Ribadesella.

La visita de Alfonso XIII en 1918, fue una hábil estrategia de la marquesa para promocionar a nivel nacional el emergente barrio de veraneo de la playa de Santa Marina. 

"Los marqueses de Argüelles, que puestos a organizar fiestas sabían hacerlo y lo hacen siempre regiamente, habían dispuesto todos los detalles para que la visita le resultara al Monarca deliciosa. El largo trayecto de carretera que desde la general conduce al magnífico chalet de los marqueses y a la playa, se hallaba engalanado artística y  vistosamente con guirnaldas de flores, gallardetes, banderas y escudos. A la entrada del puente había un arco del Ayuntamiento con la dedicatoria "Ribadesella a S.M. el Rey".

El Carbayón, diario asturiano de la mañana. 19.7.1912

Estos actos sociales contaban con visitas distinguidas tanto en su chalé de Ribadesella como en su domicilio madrileño.

La construcción del puente metálico sobre la ría, soldó El Arenal con la villa de Ribadesella, viendo sus posibilidades como espacio residencial de recreo inmediato a la playa, convirtiéndolo en una colonia veraniega de élite. La marquesa invirtió en un negocio en la época poco frecuente: el inmobiliario. Supo entrever la potencialidad turística de Ribadesella cuando a inicios de siglo estaba concentrada en Gijón y Salinas. Esto no puede entenderse sin el fenómeno global y contemporáneo de los baños y estancias veraniegas en el litoral, practicado por la buena sociedad de entonces.

Hoy en día, esta hilera de chalés en primera línea de la playa de Santa Marina, componen una de las imágenes más representativas de Ribadesella gracias a la iniciativa de una mujer.

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