Mirador junto al polideportivo.

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El servicio de barcaje de El Alisal a Llovio, fue creado por el municipio en el siglo XVIII y fue el medio de transporte más antiguo destinado al trasvase de mercancías, ganado y personas entre las márgenes del río Sella en su tramo final, que se mantuvo hasta el año 1967.

El Alisal se encuentra a 4 kmts. río arriba de la villa de Ribadesella, siendo el paso más estrecho para cruzar el Sella en su desembocadura, por lo que fue muy utilizado durante siglos. El hecho más notable sucedió en 1517, cuando el futuro Rey Carlos I y su séquito utilizaron el servicio de barcaje para cruzar el Sella y poder descansar en nuestra villa, para continuar hasta la Corte en Valladolid.

El servicio de barcaje funcionaba como una concesión con el Ayuntamiento, que entregaba un dinero en efectivo como compensación por transportar sin coste alguno a quienes no podían pagarlo. 

La propiedad de la barca pertenecía a la familia concesionaria. Era de fondo plano, popa plana, calafateada y tenía capacidad para 6 o 7 personas. Con la marea alta utilizaban unos remos para maniobrar y con marea baja, el "cuentu", una vara de fresno o de eucalipto para apoyarse en el fondo del río e impulsarse mejor. 

El manejo de la barca lo realizaban indistintamente hombres o mujeres, a decir verdad, niños y niñas ya que comenzaban desde edades muy tempranas.

Al grito de ¡¡¡Barqueraaaaaaa!!! Las llamaban para cruzar el río. La familia se turnaba: padres, madres, hijos e hijas para realizar la labor los 365 días del año  y desde la mañana hasta bien entrada la noche. 

El precio del pasaje lo establecían las barqueras. Iba desde unos céntimos hasta 2 pesetas (0.012 euros) el último año, en 1967, que se cobraba a cada persona, ida y vuelta. Aunque los y las habituales disfrutaban de alguna rebaja, pagando sólo 1.25 pesetas (0.007 euros). ¡Eso sí, el Día de les Piragües como llamamos al Descenso Internacional del Sella, la tarifa subía! 

La clientela habitual eran obreros de la corta de madera, la vecindad de El Alisal, Xuncu, Lloviu... pueblos de alrededor que tenían que ir y venir: al mercado a la villa los miércoles, a las fiestas de uno u otro lado, a los entierros... el personal de correos pagaba tarifa normal por cruzar, pero de la tarifa del personal sanitario se hacía cargo la persona a la que iban a atender.

Otros recuerdos rememoran las mañanas heladas, los días de lluvia y el impermeable que utilizaban era un saco puesto de picota.

Una vez embarcaron a un probe (pobre) que llegó con mucho miedo, que explicó que iba huyendo de una casa en la que paró a pedir limosna, al abrir la dueña de la casa le dice: "espera un pocu que estoy colgando probes" por lo que puso pies en polvorosa.

Probes se llama al pantrucu o morcilla envuelta en berza, típica de Ribadesella.

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