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Riosellanos/as Ilustres

Pinturas de la iglesia parroquial

El más ilustre de hijos de Ribadesella es sin duda Agustín Argüelles Álvarez, uno de los políticos más importantes del siglo XIX, que nació en la casa familiar de la plaza de La Atalaya en 1776 y falleció en Madrid en 1844. Su padre y sus hermanos, influyentes en la política riosellana, eran amigos de Jovellanos y seguidores de la Ilustración, agotada ya a finales del XVIII, aunque Agustín Argüelles fue más lejos y abrazó el nuevo ideario liberal, del que fue su máximo valedor.

En 1804, estando en Londres con la misión secreta de Godoy de negociar la paz con Inglaterra, prestó sus decisivos servicios a la comisión asturiana que consiguió la ayuda inglesa que sería clave para establecer el bloqueo naval y desalojar a las tropas napoleónicas de Asturias. En 1810 fue elegido diputado a Cortes por Asturias y, ya en Cádiz, fue uno de los principales artífices de la Constitución de 1812 gracias a su capacidad intelectual, a su formación política y a su inigualable oratoria. Entre sus avanzadas ideas, que desbordaban a las de la Ilustración española, estaba la de que el poder debía ser propiedad del pueblo y no del rey, la separación de poderes, la supresión del Santo Oficio y la libertad de prensa.

Tras la abolición de la Constitución por Fernando VII, fue encarcelado y deportado, aunque en el restablecimiento liberal de 1820 fue nombrado Ministro de la Gobernación. Vuelto el absolutismo debió exiliarse a Inglaterra para evitar la pena capital, aunque a la muerte del tirano ocupó la presidencia del gobierno. En 1841fue nombrado tutor de las infantas Isabel y María Luisa, tres años antes de su fallecimiento y de su impresionante entierro, seguido espontáneamente por 50.000 ciudadanos. En Madrid se le ha dedicado una estatua y todo un distrito, mientras que en Ribadesella hay un busto y una calle con su nombre, la Gran Vía de Agustín Argüelles.

Darío de Regoyos Valdés, el gran pintor que introdujo el impresionismo en España, nació en 1857 en Ribadesella, donde su padre era ingeniero director de las obras del ensanche, y falleció en Barcelona en 1913. A los 14 años se trasladó a Madrid y recibió las enseñanzas del pintor belga Carlos de Haes, que le inclinó hacia la pintura de paisaje tomada directamente natural, frente a las tendencias del academicismo relamido de la época, y le animó a viajar. En 1879 se fue a Buselas y allí se integró en el grupo de vanguardia "Los XX", del que llegó a ser el máximo exponente. En París conoció a lo más granado de los pintores impresionistas y se hizo amigo de Pisarro, Ensor, Seurat y Signac, aunque acabó regresando a España, donde tardó mucho en encontrar un reconocimiento a su obra.

Tuvo gran difusión en 1899 su libro ilustrado "España Negra", fruto de un viaje por la península con el poeta belga Émile Verhaeren, una de las personas que mejor ha definido el arte "áspero" y la personalísima sensibilidad de Regoyos, quien en sus cartas decía aborrecer la pintura "aburguesada" de Sorolla, Zuloaga o Benlliure. Sus obras tienen hoy una elevada cotización y están en su mayoría en colecciones privadas, aunque también se pueden ver en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, en el Museo de Arte Moderno de Barcelona y en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

Manuel Fernández Juncos, pedagogo y escritor, nació en la aldea riosellana de Tresmonte en 1846 y murió en San Juan de Puerto Rico en 1928. Emigró a los once años para trabajar en el comercio en la isla antillana, pero allí hizo un esfuerzo autodidacta y llegó a ser un gran personaje social y político. Ya desde joven escribía en los periódicos de la isla, en los que defendía su ideario, y llegó a ser presidente del Partido Autonomista Histórico y de la Liga de Republicanos Españoles. Estaba afiliado a la masonería, como muchos ciudadanos progresistas de la época.

Autorretrato. Darío de Regoyos

Su empeño fue el de reclamar a España un estatuto de autonomía que contarrestase las tendencias independentistas y evitase la caída de Puerto Rico en manos norteamericanas, aunque no lo consiguió. Consumada la pérdida, Fernández Juncos se volcó en la defensa del idioma español en la isla a través de una intensa labor editorial, cuya bandera fue la revista "El Buscapié", con tan buenos frutos que aún hoy se mantiene la lengua española como oficial en la isla a pesar de la ofensiva del inglés. Hombre de gran carisma y honradez, fundó o desempeñó la presidencia de numerosos organismos cívicos como la Sociedad de Escritores y Periodistas, la Academia Antillana de la Lengua, la Biblioteca Municipal de San Juan, el Instituto Civil de Segunda Enseñanza, la Institución de Enseñanza Popular, el Refugio de Niños Desamparados o la Cruz Roja de Puerto Rico. Visitó España en dos ocasiones y en la segunda, en 1912, impulsó la movilización de capitales indianos para la construcción de las escuelas de la villa, inauguradas en 1914.

Bernardo (1892-1974), Antonio (1902-1987) y Celestino (1904-1984) Uría Aza fueron tres hermanos artistas nacidos en Ribadesella y que desarrollaron en la villa toda su carrera. Mientras que Antonio era sobre todo dibujante y escultor, y Celestino era un consumado intelectual, Bernardo era un extraordinario pintor, cuya obra se enmarca dentro de una tendencia neorromántica en la que la Naturaleza, hecha mar o montaña, respira grandeza y cobra todo el protagonismo. Sus obra más conocidas podrían ser El alma de la montaña o Sierra de Santianes, aunque también son espectaculares sus interpretaciones de los acantilados riosellanos del Infiernu y Palu Verde (en especial en "El suicida"), en la mejor línea de la pintura romántica europea.

La obra más importante de los hermanos, en la que colaboraron estrechamente los tres, es la decoración del interior de la iglesia parroquial de la villa, realizada en la posguerra civil, cuando la iglesia estaba recién construida. Lo más llamativo de esta obra es la cúpula, pintada antes de la guerra en un delicado estilo neocubista, y sobre todo los cuatro paneles que la sostienen, concebidos después de la contienda y ejecutados con una mezcla de estilos y gran libertad creadora. Sus títulos son Culpa, Admonición, Delito y Pax, y en su conjunto expresan un alegato de enorme vigor expresivo contra las guerras y contra las ideas que las generan, a las que contraponen una visión arcádica de la Humanidad.

También fueron artistas ilustres los siguientes: el sacador de puntos de Sebreñu, Emilio del Valle Junco, fallecido en 1985, que realizó el friso de la iglesia parroquial y otros muchos encargos para toda Asturias de escultores famosos como Hevia o Zaragoza. El escultor nacido en Bones, Francisco Pérez del Valle (1804-1884), autor del monumento El Patriotismo del Paseo del Prado de Madrid y de varios bustos y piezas que se conservan en el Museo del Ejército y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El arquitecto y urbanista racionalista Luis Lacasa Navarro (1899-1966), proyectista del edificio de la Fundación Rockefeller del conjunto de la Residencia de Estudiantes y autor con Josep Lluis Sert del pabellón español de la Exposición Universal de París de 1937, por lo que ambos fueron represaliados tras la guerra civil. El dibujante Rilo, colaborador de Gutiérrez y de otras revistas satíricas de los años veinte y treinta. El fotógrafo Jesús Delgado Rivero, fallecido en la guerra civil a los 37 años y autor de la mejor colección de paisajes de la Ribadesella de su tiempo. 

Ribadesella, ha querido rendir recientemente homenaje a sus mujeres ilustres que a lo largo de su historia han construido nuestro municipio, mujeres que con nombres y apellidos han tenido un sitio en la historia local bien por su osadía, por su talante intelectual o por su carácter emprendedor: la marquesa de Argüelles, Enriqueta González o Avelina Cerra. Pero RIbadesella ha querido dejar constancia, como así se ha hecho mediante una ruta virtual de recorrido por todo el casco urbano, de distintos gremios laborales que tradicionalmente han sido llevados  cabo por mujeres: pescaderes, conserveres, barqueres, mercaderes, maestres, costureres, modistes, comerciantes, deportistas...