El Jurásico

El litoral de Ribadesella, Colunga y Villaviciosa es conocido como la Costa de los Dinosaurios, pues los tres municipios comparten este tesoro paleontológico del Jurásico. En los acantilados riosellanos existen algunos de los restos más importantes del Jurásico español, como la Formación Tereñes, y Ribadesella ha la pionera en organizar visitas guiadas a los acantilados. También ha sido riosellana la iniciativa vecinal de crear un pequeño museo, el CIMAT de Tereñes, levantado por el vecindario en 1999 para proteger y difundir su patrimonio paleontológico, lo que le ha valido a la candidatura de Tereñes ser finalista a Pueblo Ejemplar en los Premios Príncipe de Asturias de 2003.
HUELLA
El conocimiento público de estas icnitas o huellas de dinosaurio se debe al descubrimiento en los años 70 de abundantes restos jurásicos por parte del geólogo José Carlos García-Ramos, que hoy provocan admiración científica y popular. La consecuencia de su trabajo -y el de sus colaboradores- ha sido la ratificación de esta zona como uno de los principales yacimientos europeos de icnitaspor su calidad, cantidad y sobre todo variedad. Hubo muchos tamaños y muchas clases de dinosaurios (Terópodos, bípedos y carnívoros, Saurópodos, cuadrúpedos y herbívoros, y Ornitópodos, herbívoros bípedos o cuadrúpedos), y casi todos ellos han dejado sus huellas en estos pedrales, un auténtico “Parque Jurásico” asturiano, declarado ya Monumento Natural y candidato a integrar el Patrimonio de la Humanidad.
huella
La Costa de los Dinosaurios comprende una franja costera datada en el Jurásico y acotada entre dos fallas que separan este suelo de otro paleozoico mucho más antiguo. La línea de separación entre rocas del Mesozoico (al que pertenece el Jurásico) y el Paleozoico se puede ver claramente trazada en la falla de los cantiles del pedral de Arra, punto de partida de una ruta que llega a Villaviciosa. Los dinosaurios aparecieron sobre la tierra en pleno Mesozoico -hace unos doscientos treinta millones de años- y por eso sus huellas se conservan exclusivamente en rocas de esta período, no anteriores ni posteriores. El apogeo de los dinosaurios abarca todo el Jurásico, que comienza hace 206 millones de años, y todo el Cretácico hasta su punto final, 65 millones de años atrás, momento en el que desaparecieron de la tierra debido a los efectos de un gran meteorito que impactó contra nuestro planeta en la península del Yucatán.

Los dos montes de roca arenisca que flanquean la bahía de la playa de Ribadesella pertenecen al Jurásico, y en ambos hay huellas de dinosaurio. El hecho de que los rastros estén impresos en planos verticales no quiere decir que los dinosaurios se subieran por las paredes, sino que aquellas superficies fueron un día el lecho fangoso de una laguna marina que un cataclismo geológico posterior puso de pie. Lo que primitivamente fueron capas de fango endurecidas y superpuestas, en cuyo interior se iban sepultando las huellas de los pesados dinosaurios, se convirtió tras un gran episodio sísmico del Terciario en un acantilado de capas verticales que, al ir soltándose por la acción de la intemperie, va dejando ver las huellas contenidas en otros estratos más profundos.

El mar inundó la costa durante el Jurásico Superior, creando lagunas interiores de aguas saladas y poco profundas, con fondos ricos en sedimentos orgánicos aportados por los deltas de los ríos. Una de estas lagunas existió en el lugar del pedral de Tereñes y dió su nombre a la llamada por los geólogos Formación Tereñes, en la que, a tenor de las icnitas y los fósiles hallados, abundaban no sólo los dinosaurios, sino tortugas, cocodrilos y otros reptiles que se moverían por este medio pantanoso. Tereñes es una enciclopedia abierta sobre los dinosaurios y sobre la vida de hace 150 millones de años, pues sus páginas están expuestas a la vista en los acantilados de su pedral, aguardando la mirada de quien sepa mirar y ver. No es fácil reconocer las huellas, pues muchas veces lo que queda es una contrahuella, una marca en un estrato más profundo, o un contramolde, el negativo resultante del relleno del hueco por la arena. Por eso es muy recomendable la visita guiada, que sabrá elegir el momento adecuado de la marea y además ofrecerá nociones sobre las diferentes clases de dinosaurios, pisadas y rastros.
imagen acantilados
Existen magníficos ejemplos de icnitas en otros puntos de la costa del municipio, como la playa de Vega, que también ha dado nombre científico a una tipología geológica llamada Formación Vega, caracterizada por su composición a base de materiales silíceos arrastrados hasta aquí por algún río del comienzo del Jurásico Superior. También hay icnitas en los acantilados próximos a Arra y en los del monte Corveru, bajo la ermita de Guía, pero son más espectaculares y fáciles de ver los rastros que hay en las proximidades de la playa de Santa Marina, a continuación del Mirador del Pozu. Ante aquellos planos verticales, marcados por pisadas y rastros de dinosaurios, es preciso recurrir a la imaginación para hacerse una idea de cómo podía ser aquel paraje cuando las paredes eran el suelo y cuando el monte era sólo un pantano en la que chapoteaban los dinosaurios.

© Copyright de todos los textos por el autor: José Antonio Silva Sastre